Una manera de disfrutarlo con mucha tradición
Los expertos en nutrición defienden cada vez más el jamón asegurando que es un alimento sano. El jamón serrano es muy rico en ácido oléico, algo que es especialmente saludable. De hecho el jamón serrano apenas veteado tiene menos grasas. Comer jamón a menudo es una buena idea, y para salir de la clásica tapa o bocadillo se pueden probar cientos de recetas que incluyen el jamón.
Por ejemplo, si se busca una receta fácil y rápida; con unos filetes de cerdo finitos, unas lonchas de jamón El Pozo, queso y poco más, se pueden hacer unos flamenquines típicos cordobeses. Un plato sencillo en su elaboración y con un resultado sobresaliente que gusta a todo el mundo.
Qué se necesita
Para tomar una referencia, si se van a hacer 8 flamenquines se necesitarán 8 filetes de lomo de cerdo grandes pero muy finitos. También 8 lonchas de jamón serrano, queso de la variedad que se prefiera (el gouda por ejemplo le va muy bien), y para el rebozado harina, 2 huevos y pan rallado. Para la fritura, como siempre, mucho mejor si se utiliza aceite de oliva. Esa fritura quizás sea el punto más delicado de los flamenquines, pero es cuestión de conocer cómo funciona cada cocina y controlar las temperaturas.
Para empezar los filetes de lomo hay que extenderlos sobre una tabla y golpearlos con el mazo o similar para que queden muy finitos. Sobre cada uno de los filetes se extiende una loncha de jamón serrano, o dos si se prefiere más sabroso aún. Y sobre ello en el medio, el queso cortado en forma de barrita para asegurarnos bien de que queda en el centro.
Los lomos se enrollan de manera que queden bien apretados. Si el tamaño es corto o nos vamos a sentir más seguros así, podemos cerrarlos con palillos de madera, pero raramente hace falta. A continuación en tres platos diferentes se reparten la harina, el pan rallado y los 2 huevos batidos.
Los flamenquines se van pasando por todos los platos asegurándonos de que quedan bien impregnados, incluso por los laterales. Es mejor pasarlos primero por la harina, quitando luego la sobrante; después por el huevo batido y en tercer lugar por el pan rallado. Si se quiere un buen rebozado se puede repetir la operación pero lo habitual es hacer el recorrido sólo una vez.
El momento de la fritura
Ya sólo queda freírlos, lo que es la parte más delicada, ya que la receta en sí es bastante sencilla. Si se va a hacer una freidora, hay que ajustar la temperatura a 170 grados, y colocar los flamenquines en la cesta asegurándonos de que no quedan unos encima de otros y de que no están demasiado pegados. Después de 2 o 3 minutos se les puede dar la vuelta y freírlos 1 minuto más. Si se hace en sartén, hay que vigilar porque el punto está en que el aceite se encuentre ya muy caliente pero sin llegar a humear. También aquí es muy importante que no queden unos encima de otros. Es mejor hacerlos por tandas porque de todas formas la fritura es rápida. En el caso de la sartén conviene dorarlos unos 2 o 3 minutos y darles la vuelta por el mismo tiempo.
Como se trata de una fritura es mejor siempre eliminar el exceso de aceite de oliva dejando los flamenquines sobre papel de cocina para que empape el sobrante. Los flamenquines se pueden servir acompañados de patatas fritas o de ensalada, en función del tamaño y del apetito. Y ya sólo queda disfrutar del jamón y de un plato que siempre triunfa.
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