Una pregunta bastante recurrente entre los seguidores de infografías y remedios es: “¿Cómo saber qué tipo de piel tengo?”. Algo bastante normal si tenemos en cuenta que al mirarnos al espejo lo primero que vemos reflejado es nuestro particular tipo de piel, también conocido como biotipo cutáneo.
Los diferentes tipos de piel vienen determinados por la correlación entre los aceites naturales y el nivel de hidratación, así como de la interacción-emulsión entre ambas secreciones, así como de la forma en que se distribuyan por el rostro.
En consecuencia, podemos definir varios biotipos de piel y sus derivados. En esta entrada los describiremos con detalle, de manera que puedas averiguar qué tipo de piel tienes y cómo cuidarla.
Índice de contenidos
Cómo saber qué tipo de piel tengo y sus cuidados
Piel normal
A este biotipo se le conoce técnicamente como piel eudérmica, o más coloquialmente como “piel de bebé”. Está naturalmente bien lubricada, debido al equilibrio entre la hidratación y la producción de aceites y sebo, reflejándose en una piel firme, flexible, elástica, suave, tersa, de aspecto luminoso.
Si bien la nutrición, estilo de vida, higiene, o alteraciones hormonales-genéticas, hacen que pueda cambiar a lo largo de la vida.
Por ello lo fundamental para cuidarla y mantener el equilibrio, es su limpieza e hidratación con productos ligeros, así como el uso de protección solar. Los productos sesderma para tu piel son un buen punto de partida para encontrar estos cuidados.
Piel madura
Es un subtipo de piel caracterizado por la carencia de suficiente grasa que la lubrique. Tiene un aspecto opaco, poco flexible, áspero, desvitalizado, y en ocasiones deshidratado, con tendencia a la formación de arrugas.
Lo fundamental aquí es suplir grasa, colágeno y agua, de los que se carece por la edad y/o la falta de cuidados apropiados.
Esto se logra de forma tópica con Leche corporal antienvejecimiento y otras cremas de emulsiones grasas. También ayudan los suplementos nutricionales y beber agua suficiente de forma sistemática.
Piel grasa
Este biotipo se refiere a pieles en las que predomina la secreción grasa frente a la hidratación, habiendo especialmente exceso de ella en la “zona T”, correspondiente a frente, nariz y mentón.
El aspecto de la piel es brillante y suele tener poros dilatados. También es propensa a formar puntos negros y granitos en las glándulas sebáceas, sobre todo en la nariz.
La capa superior de la piel puede verse engrosada y tiene tendencia a mancharse y deshidratarse. Incluso puede volverse sensible si no es bien tratada. De hecho, aquí puedes ver hasta 10 errores que cometes al cuidar tu piel y que seguramente desconoces.
Los cuidados deben orientarse a controlar el exceso de grasa y mantener la piel muy limpia -sin deshidratarla- evitando la dilatación de los poros y manteniendo las glándulas libres de comezones.
Piel seborreica o con acné
En este biotipo, el desequilibrio en la producción de aceites y sebo se extiende por todo el contorno del rostro.
Es una piel típicamente comedogénica, con propensión a la producción de puntos negros y granitos en toda la cara -incluidas la orejas- pudiendo llegar a la condición acneica, y extenderse al cuero cabelludo, cuello, pecho y espalda.
Su propensión a las infecciones cutáneas requiere de cuidados especiales para mantener la higiene y acidez necesarias en la capa córnea, alejando la acción bacteriana.
Piel seca o deshidratada
Más que un biotipo, este tipo de piel se debe fundamentalmente a la falta de hidratación, producto del desequilibrio entre sudor y grasa, evitando que se forme la emulsión necesaria entre ellos dos.
Su capa córnea se descama frecuentemente y su aspecto suele ser tirante, opaco, áspero, deshidratado, pudiendo presentar algunas veces picor e irritación.
Sus cuidados están orientados a mantener la hidratación adecuada con cremas a base de emulsiones agua-grasa, supliendo de forma equilibrada los aceites y el agua de los que carecen, así como también bebiendo agua suficiente para asegurar un buen nivel de hidratación interna.
Piel mixta
En estos rostros se combinan áreas con diferentes características, que deben ser tratadas cada una según el tipo correspondiente.
Normalmente, corresponde a pieles con biotipo graso en la zona T, pero cuyos pómulos suelen estar deshidratados.
Piel sensible
Se trata de una característica y no de un biotipo en sí mismo. En estos casos, la piel se enrojece de forma permanente, acompañado algunas veces de ardor-picor, pápulas, edema, vasos sanguíneos superficiales, o descamación.
Por ser una condición irreversible, hay que tratarla con productos especiales para lograr su control.
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