Bañarse en la leche y la miel es una fantástica manera de conseguir una piel suave y flexible por todo el cuerpo. El ácido láctico presente la leche es muy exfoliante, y la miel es un gran hidratante, lo que contribuye en gran medida al buen estado de la piel. La clave es usar leche entera (o leche en polvo) y miel pura. La leche entera aporta grasas que no sólo exfolian la piel, sino que también la hidratan. Para obtener mejores resultados, sigue los consejos de esta infografía y cepilla tu piel suavemente y con movimientos circulares con un cepillo seco o un paño antes de entrar en la bañera.
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