Propiedades medicinales capaces de combatir enfermedades como el cáncer, además de un alto valor nutritivo hacen de este vegetal una opción alimenticia muy importante
Imagen de: Esalud.com
El hecho de que el nombre de este vegetal contenga la palabra negro, no significa que pertenezca a la controversial tendencia de comida que se está creando en la actualidad con ese color. El rábano negro es natural y guarda bajo su cubierta una porción valiosa de nutrientes y sabores con la capacidad de deleitar exquisitos paladares, que al mismo tiempo, sana.
Rábano negro: origen y composición
Su nombre científico es raphanus sativus. La familia de los rábanos está compuesta de diferentes variedades identificadas por sus colores: blancos, rojos y negros. Y aunque el rojo es uno de los más conocidos, estudios han demostrado que el negro contiene mayores propiedades tanto alimenticias como medicinales.
Este vegetal es cultivable en casi todas las zonas templadas del planeta y en diferentes estaciones. Estudios aseguran que su origen se ubica en el continente asiático, sin embargo se han encontrado vestigios que lo vinculan con las culturas faraónicas y grecolatinas.
El también llamado rábano de invierno se caracteriza por presentar un sabor picante y ligeramente amargo. En cuanto a su aspecto posee una cáscara fina y negra, su pulpa es blanca y es de mayor tamaño si se le compara con otras variedades.
El rábano negro es dentro de los vegetales, uno de los que posee menor nivel de calorías, a lo que se le añade una ventajosa cantidad de líquidos. La fibra se suma a los beneficios de un tubérculo que además posee enzimas digestivas, hidratos de carbono, aminoácidos, vitaminas, magnesio y calcio.
Una muestra más detallada de componentes dan cuenta de glucobrasicina, tiocianatos de alilo y de butilo, raphanol o raphanólico, entre otros, englobados entre lo que se conoce como aceite esencial sulfurado, presente en el producto cuando es fresco y en menor proporción si se le somete a algún tipo de cocción o procedimiento de conservación.
Ubicada dentro de las plantas herbáceas, el rábano crece acompañado de flores blancas, rosadas o violeta claro, con hojas rugosas y segmentadas parcialmente. Dos características definitorias de su aspecto exterior son raíz larga y negra, y un tallo floral que llega a medir hasta un metro.
Polifacético e ideal para el arte culinario
Antes de mostrar por qué el rábano negro es esencial para la salud, es importante mencionar que éste se ha convertido en el protagonista de muchos platos que cubren desde preparaciones tradicionales hasta innovadoras y creativas, no solo por su valor nutricional, sino también por su peculiar sabor y posibilidades de uso.
Lo habitual es consumirlo crudo en diferentes tipos de ensaladas en los que se aprecia su sabor picante. En ese sentido puede formar parte de un número infinito de platos en las que las combinaciones de acompañantes y aderezos determinarán los resultados.
El rábano también se puede someter a diferentes tipos de cocción, fritos y hervidos, para hacer cremas, salsas y aderezos. Las hojas pueden ser utilizadas igual que la espinaca o en infusiones. Guisos y salteados son otras de las opciones a la hora de consumir el rábano negro.
Si se quiere aprovechar de mejor manera, es importante saber que al momento de adquirirse se debe optar por piezas de tamaños intermedios, con piel brillante, suave y sin fisuras, además de carnosas y firmes. La frescura puede ser determinada por el color verde de sus hojas.
Con el fin de que no pierdan nutrientes, es necesario lavarlos poco antes de su consumo. Guardarlos en bolsas plásticas garantizará su frescura.
Aliado de la sanación y nutrición
Sus poderes están bien definidos. El rábano es antiséptico, antianémico, antiinflamatorio, antibacteriano, entre muchas otras cualidades; calmante, vitamínico y expectorante son otras de sus cualidades destacables.
Entre las principales cualidades del rábano se encuentra el mejoramiento de los procesos digestivos relacionados con la depuración de la vesícula y el hígado. Dicha función es posible gracias a su alta composición de elementos azufrados e incide positivamente en el tratamiento de cálculos biliares.
También en el proceso digestivo, como aperitivo, estimula la producción de jugos gástricos, y con ello la ingesta completa de los alimentos. Sus altos contenidos de fibra y agua ayudan en la eliminación de grasas, combaten el estreñimiento y es un aliado para el control de la ansiedad.
Cistitis o infecciones urinarias están dentro de las enfermedades producidas por bacterias que pudieran ser eliminadas de forma rápida con el consumo de rábano negro.
Su alta concentración de agua y potasio es efectiva a la hora de que los riñones y el hígado realicen el trabajo de expulsión de toxinas.
El efecto expectorante que posee colabora en la expulsión de flema y despeje de las vías respiratorias, ideal en procesos de tos crónica por su efecto balsámico.
Las altas concentraciones de vitaminas y minerales contribuyen de forma positiva en la protección de la piel. Asimismo, su efecto antioxidante es aprovechado para la prevención de enfermedades crónicas como el cáncer, reduciendo el daño de los radicales libres sobre el cuerpo humano.
¿Cómo usarlo?
Todas las propiedades del rábano se reciben al ser consumido como alimento; mientras más fresco, mayores elementos son aprovechados.
Salteados con mantequilla u horneados para hacer tiras, los rábanos tienen la posibilidad de acompañar muchos platos.
Si se va a combinar con otros alimentos, los expertos recomiendan que no se haga con el brócoli, repollo, nabo, coles de Bruselas, col rizada, entre otros, ya que es probable que se duplique la dosis de glucosinolatos.
Si se desea utilizar para alguna dolencia, enfermedad o malestar específico puede ser consumido en infusiones, en batidos o como cataplasmas en el caso de que se quiera atacar infecciones en heridas, quemaduras u otras lesiones en la piel.
Como se dice de manera común: todo en exceso hace daño. El rábano no escapa de ello, es por eso que los especialistas recomiendan consumirlo en cantidades moderadas y hacerlo, de preferencia, de forma hervida.
En el caso de personas con gastritis o úlceras gástricas, el rábano debe ser ingerido mesuradamente.
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